jueves, 27 de septiembre de 2018

Karen Horney y el origen de la Neurosis


“Cuando un niño ha sido aceptado y querido, seguramente pondrá en marcha el ir hacia, con las debidas proporciones del ir contra y alejarse de     Karen Horney

Karen Horney , figura notable primero del psicoanálisis y luego de la llamada psicología culturalista, alemana radicada en Nueva York y que vivió los pre y post de ambas guerras mundiales, desarrolló una amplia e interesante –y quizá la más completa- teoría sobre la neurosis, magistralmente presentada en su libro “Our Inner Conflicts. A constructive theory of neurosis”, editado en 1945. De pluma ágil, fresca, contundente y sin retóricas, Horney prologa su libro invitando a sus lectores psicoanalistas a dejar atrás la actitud estática y la resistencia al cambio aplicando su teoría no sólo con sus pacientes, sino con ellos mismos, so pena de condenar la teoría al dogmatismo y a la esterilidad.

Horney parte del principio de que “Las relaciones humanas son tan cruciales que obligatoriamente moldean las cualidades que desarrollamos, los objetivos que nos proponemos, los valores en que creemos.” Y de esas relaciones enfatiza  las que establece el Niño durante los primeros años de su vida. Entonces se desarrolla el conflicto básico, concepto capital para entender el desarrollo de la neurosis.

Bienvenido al mundo: El Conflicto básico del Neurótico.

Para  Horney la génesis de la neurosis radica en el impacto que, sobre la percepción del niño recién llegado al mundo, ejerce el entorno que lo recibe. Hay que tomar en cuenta (siguiendo a Alfred Adler) que todo recién nacido es un ser en desventaja ya que depende de los demás para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y cuidados. Dicha dependencia se mantiene los primeros años de la infancia. Por lo tanto, su percepción de la realidad –nueva y desconocida para él, tras salir del vientre materno- está teñida de indefensión y minusvalía; todos son más grandes que él y además son los encargados de proveerlo.  ¿Cómo me debo comportar para no morirme? es la pregunta que sin palabras se plantea. Esta situación genera lo que Horney denomina la ansiedad básica, “que significa el sentimiento que un niño tiene de ser aislado e impotente en un mundo potencialmente hostil.” He allí el detalle: el mundo es potencialmente hostil. También es potencialmente seguro y amoroso, pero el recién nacido no tiene ninguna garantía que le asegure una u otra posibilidad.

¿Cómo es la Hostilidad para Horney? Ella afirma que además de la hostilidad frontal y explícita que algunos ambientes ofrecen al niño, otras situaciones también le pueden parecer hostiles: “la dominación directa o indirecta, la indiferencia , comportamiento errático, la falta de respeto por las necesidades individuales del niño, la falta de una verdadera orientación, menospreciar las actitudes , también la mucha admiración o la ausencia de ella, la falta de calor fiable, tener que tomar partido en los desacuerdos de los padres, responsabilidad demasiado grande o demasiado pequeña, la sobreprotección, el aislamiento, la injusticia, la discriminación, promesas no cumplidas, un ambiente hostil, y así sucesivamente.

Ante la hostilidad el niño puede desarrollar tres tipos de conducta: ir hacia los otros, ir contra los otros o alejarse de los otros. Moviéndose hacia los otros busca establecer relaciones amigables con su entorno; moviéndose contra los otros se prepara para defenderse en un mundo competitivo; alejándose de los otros busca la serenidad y la paz para vivir sin conflictos. “Las tres actitudes no son sólo deseables, sino necesarias para nuestro desarrollo como seres humanos. Es sólo cuando aparecen y operan en un marco neurótico que se vuelven compulsivas, rígida, indiscriminada y mutuamente excluyentes.”
El marco neurótico lo da el entorno; la rigidez compulsiva la elige inconscientemente el niño.  El entorno monta un escenario en el que el niño exhibirá como un actor sus dotes adaptativas. De ellas dependerá si la representación se convierte en una tragedia, una comedia o un drama.


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