jueves, 27 de septiembre de 2018

Carl Rogers y el riesgo de la Empatía


El contacto profundo y auténtico de dos seres humanos es una cumbre retadora. Pocos la alcanzan porque desconocen el camino o los asusta la altura de la meta. La teoría de Carl Rogers se sustenta sobre los diversos aspectos que posibilitan, condicionan y caracterizan las relaciones humanas y, entre ellos, la empatía ocupa un lugar fundamental.

En su obra “El proceso de convertirse en persona”(1954) nos presenta la experiencia  de comprender al otro como un acto que requiere un nivel de conciencia y atención más allá de los automatismos del contacto social. Es necesario tomar conciencia de las actitudes, significados y carga emocional y racional de sí mismo y del interlocutor: “He descubierto el enorme valor de permitirme comprender a otra persona. La manera en que he formulado esta afirmación puede resultarles extraña. ¿Es necesario permitirse conocer a otro? Pienso que efectivamente es así.” He aquí el primer peldaño hacia la cumbre: permitirse conscientemente comprender al otro; es un acto de la voluntad, una intención.

¿Cuál es la actitud necesaria para permitirse comprender al otro? Rogers enfatiza la necesidad de anular los propios juicios y esta es el segundo peldaño: “Nuestra primera reacción ante las afirmaciones que oímos de otras personas suele ser una evaluación inmediata o un juicio, más que un intento de comprensión. Cuando alguien expresa un sentimiento, una actitud o creencia, tendemos a pensar: "Está en lo correcto"; o "Es una tontería"; "Eso es anormal"; "No es razonable"; "Es incorrecto"; "Es desagradable".

Rogers va más allá, y presenta como tercera disposición la necesidad de comprender el significado que las afirmaciones tienen para el interlocutor: “Muy pocas veces nos permitimos comprender exactamente lo que su afirmación significa para él. Pienso que esto se debe a que comprender es riesgoso.”

Y aquí aparece la complejidad del acto comprensivo: para Rogers comprender es un riesgo, que implica el cambio de la propia actitud, visión y posición: “Si me permito comprender realmente a otra persona, tal comprensión podría modificarme, y todos experimentamos temor ante el cambio.”

En sencillas palabras, Rogers resume la grandeza del arte de comunicarse dada por la carga de responsabilidad que entraña. “No es fácil permitirse comprender a un individuo, penetrar en profundidad y de manera plena e intensa en su marco de referencia. En efecto, esto es algo que ocurre con escasa frecuencia.”

Salvados los escollos de la responsabilidad, y estando ya dispuesto para la comprensión, Rogers describe el cómo de la empatía, esta vez en su obra El camino del Ser (1980): “La forma de estar con otra persona que se denomina Empatía tiene varias facetas. Eso Significa entrar en el mundo privado, perceptivo del otro y llegar a ser completamente hogar en él/ella. Implica ser sensible, momento a momento, a los cambiantes sentimientos significativos que fluyen en la otra persona, al miedo, la rabia, la ternura, la confusión o lo que sea, que él/ella está experimentando. Significa vivir temporalmente su vida, delicadamente sin hacer juicios, percibiendo significados de los que apenas es consciente, sin tratar de descubrirle sentimientos aún inconscientes, ya que esto le podría ser demasiado amenazante.” Altruismo, delicadeza, respeto sagrado a lo sagrado del otro. Esta es la cumbre en la que se produce el contacto de dos seres, cumbre con un ascenso no exentos de riscos y por los que Rogers nos invita a ascender y descender cada vez que iniciamos un diálogo con otra persona.

Habitualmente, ¿Qué tanta disposición tienes para comprender al otro?

¿Cuál es el peldaño más difícil para ti?

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